En el campo de la Patología Quirúrgica, pocos temas son tan críticos y dinámicos como el manejo del traumatismo. No estamos hablando solo de una lesión aislada, sino de la principal causa de mortalidad en personas menores de 45 años. Esta cruda realidad nos obliga a ir «más allá», como se enfatiza en el aula.
Un accidente de tráfico, un traumatismo craneoencefálico (TCE) o un golpe abdominal no son incidentes aislados, sino eventos que detonan una compleja cadena de atención. Entender esta cadena, desde el primer auxilio hasta el quirófano, es esencial para disminuir la morbimortalidad y reducir las graves secuelas neurológicas y físicas que acarrean.
Este post desglosa la respuesta integral al trauma, un protocolo que convierte cada minuto en una oportunidad para la supervivencia, centrado en la velocidad, la metodología y la reevaluación constante.
Resumen por NotebookLM
El Paciente Politraumatizado
Definimos a un paciente politraumatizado como la víctima con dos o más sistemas/aparatos afectados, donde al menos una de las lesiones implica un riesgo severo para su vida. La gestión de estos pacientes en Urgencias sigue una terapia rigurosamente reglamentada, una verdadera «danza» contra el reloj.
El desafío principal radica en la gravedad de las lesiones internas no manifiestas. Por ejemplo, aunque el traumatismo torácico genera un cuarto de los fallecimientos inmediatos, el traumatismo abdominal puede resultar mortífero días después del incidente. Por ello, se insiste en que nunca debemos fiarnos de lo que vemos, sino sospechar siempre de lo que no.
La Respuesta Inicial
La supervivencia se juega en la primera hora, conocida como la «hora de oro», y comienza con la intervención inicial en el lugar del accidente.
El Protocolo PAS: Proteger, Avisar, Socorrer
El método conductual integrado PAS (Proteger, Avisar, Socorrer) es la base de todo:
- Proteger: Lo primero es la seguridad. Se debe evitar que aumente el número de lesionados, incluyendo la autoprotección del interviniente y la seguridad de la escena.
- Avisar: Aunque el instinto nos diga socorre, en la mayoría de casos la prioridad es alertar a los servicios de emergencia primero. El mensaje debe ser claro y estructurado, detallando la localización, el tipo de emergencia y el estado de los heridos (consciencia, atrapamiento, etc.).
- Socorrer: Aquí la regla fundamental es: si no tienes el conocimiento mínimo, no intervengas. El objetivo no es un socorro definitivo, sino evitar el empeoramiento inmediato de los síntomas. Nunca se debe dar agua o alimentos y, salvo riesgo inminente, la víctima no se moviliza.
Si la movilización es obligatoria, como en un incendio o para realizar una RCP, se debe asegurar la alineación cabeza-cuello-tronco, la prioridad absoluta para proteger la médula espinal de lesiones cervicales devastadoras.
De la Escena al Hospital
Una vez estabilizado, la priorización de los afectados se basa en la rápida evaluación de las tres funciones vitales: consciencia, respiración y circulación.
En el transporte extrahospitalario, el tipo de vehículo (terrestre, aéreo o avión) se selecciona rigurosamente según el objetivo y la distancia a recorrer, con el helicóptero como la opción preferida para distancias de 150 a 300 Km.
La Evaluación Hospitalaria: El Protocolo ABCDE
El manejo hospitalario inicial tiene un doble objetivo: soporte vital y diagnóstico precoz. Se articula en fases, siendo la más crítica la Fase I: Valoración Global e Inmediata, que se basa en la Reanimación Cardiopulmonar (RCP) extendida:
- A y B (Vía Aérea y Respiración): Prioridad en la oxigenoterapia, inmovilización cervical y detección rápida de problemas como un neumotórax.
- C (Circulación): Control del shock hipovolémico. Se canalizan dos vías de grueso calibre para la reposición de fluidos y sangre. La transfusión es esencial si la pérdida supera el 30% del volumen sanguíneo total. El control de la hemorragia externa es inmediato mediante taponamiento compresivo, reservando el torniquete solo para la amputación traumática de miembros.
- D (Déficit Neurológico): Uso de la Escala de Coma de Glasgow y evaluación pupilar y motora.
- Radiología de Urgencia: Las exploraciones radiológicas son obligatorias y parte crucial del diagnóstico inicial.
La Reevaluación Constante
El trauma es dinámico. Las lesiones no aparentes se manifiestan con el tiempo. La re-evaluación constante es una premisa de oro. Un paciente que presenta signos de hipovolemia durante las exploraciones complementarias nos obliga a pensar en sangrado interno en el tórax, abdomen, pelvis o grandes fracturas. Es el enfoque que prioriza la sospecha clínica ante el riesgo de que una lesión pase inadvertida.
Conclusión
El manejo del paciente traumatizado es la intersección entre la Patología Quirúrgica y la Radiología, un campo donde la metodología y la velocidad son sinónimos de supervivencia. Desde la aplicación del método PAS hasta la monitorización hospitalaria y el protocolo ABCDE, cada paso busca mitigar el alto riesgo de mortalidad y discapacidad. Recordar las reglas de oro (no movilizar salvo riesgo, sospechar de las hemorragias internas y reevaluar sin cesar) es lo que convierte a un interviniente en un verdadero profesional del trauma.
Pódcast por NotebookLM
Conceptos Clave
- Traumatismo: Principal causa de mortalidad en menores de 45 años.
- Politraumatizado: Dos o más sistemas/aparatos afectados con riesgo vital.
- PAS: Proteger, Avisar, Socorrer (la base de la atención inicial).
- Movilización: Solo obligatoria en riesgo vital (fuego, RCP), siempre con la alineación cabeza-cuello-tronco.
- Control de Circulación: Dos vías gruesas y transfundir si la pérdida es >30% del volumen sanguíneo total.
- Torniquete: Solo para amputación traumática.
- Re-evaluación: Constante, fundamental para detectar lesiones ocultas (ej. hipovolemia por sangrado interno).
- TCE: Factor más peligroso en la circulación.